Doy clases desde el año 1997 y siento, ante esta misión tan valiosa, la transformación del alma de quienes se acercan y participan de la celebración de la Danza. Enseñar es un espacio donde unimos los sentidos individuales a la energía colectiva y entonces el Arte se reproduce en infinitas formas, lo que debería ser un elemento imprescindible para cualquier sociedad y su cultura.

Utilizo diversas formas para recrear en el cuerpo las imágenes de mi mente, para componer y comunicar la expresión de la danza. Formas que no solo revelan la investigación académica, técnica e histórica del movimiento en sus variadas disciplinas y ramas, sino que las voy ligando a través del lenguaje del Universo. Junto a los ciclos solares, los ciclos lunares y los intervalos de la naturaleza. Puedo fluir diferente invocando la savia de la vida, oyendo el mensaje que nos comparten los ancestros y que habita en nuestros huesos. Crear mis coreografías y mis obras es una necesidad interior que requiere de tiempo, energía, voluntad, confianza y constante dedicación.

En la realidad tangible, la creación artística explora, desarrolla, exterioriza el camino de la luz y de las sombras, misterio que pone en relieve los sentidos y remarca la sensible piel que busca extenderse, salir del área conocida, avanzar por el laberinto y encontrar otras desembocaduras. Allí es donde comienzo a tallar y esculpir el contenido, que se transformará en otra criatura, en un «personaje» dotado de arte, de profesionalismo, dirigiendo todo ese nuevo mundo -desconocido hasta entonces por sus tecnicismos y detalles escénicos- hacia las nuevas formas que la teatralidad de la danza y la danza en sí misma nos proponen.

«Cuando bailo SOY
Esencia
Sin mente
Sin condicionamientos
Sin nada más que un ser
flotando en la tierra con alas de fuego»

He invitado a Maestros extranjeros a dictar seminarios en Argentina, con el fin de promover culturalmente las diferentes técnicas de las Danzas Contemporáneas y las corrientes del movimiento africano de la danza. Este aporte ha sido beneficioso en el trabajo de los alumnos y las alumnas regulares de la Academia de Danzas Karina Roldán, convirtiéndose también en una identidad definida dentro de los códigos de formación y entrenamiento académico.

El arte sana y nos conecta con la impermanencia, aquello intangible, y abstracto que nos abre hacia el universo de lo posible. La danza es un trance místico hacia el camino de la espiritualidad.