Cuando los alumnos ingresan al salón de clases, aprenden que allí no sólo esculpirán la escuela académica y técnica, sino que entibiarán el espíritu canalizando dolores para renovar sus propias estaciones. El sujeto cobra formas diversas mutando lo antiguo del organismo. Enseñarles el arte de la danza desde lo efímero, implica conducirlos por las rutas de los sentidos, abordando lados femeninos y masculinos en pleno desarrollo. Acondicionarlos para la conquista de un eje que separa, al tiempo que fusiona la correcta simetría humana. El código sensorial es fundamental, y si logramos hacer del preludio matinal una de las principales comidas de la jornada, el encadenamiento de las horas consecutivas será un recorrido de entereza y vigor.
El cuerpo reserva en los músculos, en el tejido adiposo y en el hígado la energía proveniente de los hidratos de carbono, de las grasas, proteínas, frutas, verduras y hortalizas. Los requerimientos diarios de minerales, vitaminas, proteínas animales, proteínas vegetales, aminoácidos, proporcionarán resistencia cardiovascular, flexibilidad y tono muscular. Pero la falta de información, el comer apresurados entre el ir y venir de clases, ensayos y funciones hace que no prestemos atención a estos minúsculos frutos secos que dentro de nuestro estómago devienen considerables escudos vigorizantes: las semillas oleaginosas. Distinguidas en muchos países y culturas del mundo por su gran aporte de nutrientes, vitaminas, minerales y exquisito sabor culinario, han sido dejadas a un lado por muchos especialistas en nutrición debido a sus aceites grasos y elevados valores calóricos. Cada contextura física es única y no se puede estandarizar entre los cánones publicitarios y la moda actual. El gasto energético de un profesional de la danza no es el mismo del que realiza tareas sedentarias durante muchas horas. Por ello, conocer las múltiples propiedades entrañadas en las pequeñas gemas de cultivo, podrá ayudarnos a mejorar y acrecentar los niveles de productividad indispensables para otorgar años de disfrute espiritual acompañando el ritmo y los ciclos del cuerpo.
Los frutos secos o semillas oleaginosas derivan de determinadas plantas. Según su especie, algunos están recubiertos por una cáscara como es el caso de las almendras, nueces, pistachos, girasol, maní, con bajo contenido de hidratos de carbono y gran riqueza en grasas insaturadas, suponiendo una fuente inagotable de energía. Las semillas de SÉSAMO tienen nutrientes de alto valor biológico por sus proteínas que, al combinar con cereales y legumbres, ascienden en potencia. También ácidos grasos insaturados, especialmente los llamados Omega 6 y 9 que nivelan el colesterol en la sangre evitando que el colesterol malo se deposite en las arterias. Poseen el doble de vitaminas del complejo B (tiamina y riboflavina) más que otras oleaginosas. El SÉSAMO actúa sobre el sistema nervioso previniendo su agotamiento, prodigando vitamina E, Hierro, Calcio y como poderoso antioxidante retarda el envejecimiento celular interrumpiendo el proceso de oxidación de las células, eliminando metales de toxicidad, mejorando la rigidez de las articulaciones. Lubrica el corazón, el hígado, los riñones, el páncreas, los pulmones, sosteniendo el equilibrio hídrico de Sodio y Potasio. Mantiene el tono muscular, la fertilidad y virilidad por el contenido en Zinc. Su fibra protege la flora intestinal, intensifica la memoria y robustece todo aquel trabajo intelectual. Las semillas pueden comerse crudas, sin sal y sin tostar, aprovechando sus virtuosas cualidades y masticándolas bien para facilitar la digestión. La cantidad depende de la actividad física ya sea moderada o intensa, del alto rendimiento que el alumno, bailarín y profesional realice durante el día, pudiendo sumarlas a otros componentes de la dieta y así balancear la ingesta de frutas, verduras, legumbres, cereales, hortalizas, proteínas animales, proteínas vegetales e hidratos de carbono. Incluir semillas oleaginosas en la mezcla del desayuno, añadiendo frutas frescas, pasas de uva y adicionarlas posteriormente en la ensalada del almuerzo, será beneficioso para arrancar la mañana en sintonía con la luz solar adentrándose en nuestro ser.
El arte de bailar purifica y sana. He visto transmutar los cuerpos y espíritus de los alumnos. La danza es yoga. Es meditación. Es una religión física y del alma. Al disfrutar el proceso instructivo y de creación, convergemos en el verdadero sentido del arte. El resultado muchas veces discrepa de lo vivido y uno es bien diferente cada día. Vida y muerte son la invención constante entre el abismo de no existir y después nacer para modificarnos. Tomemos el HOY como punto primordial. Germinar con los brotes del Sol, expirar con la Luna anocheciendo en nuestros cuerpos. Habilitemos más caminos a los conceptos de la sabiduría ancestral que perdura y se conserva en el cultivo de la Tierra, para beneficio de todos, para la continuidad de la especie y para la esencia misma de los artífices del movimiento.
© Karina Isabel Roldán (2014)
Publicado en la revista digital DanzaNet (Argentina)